Adriana Agudo Vicci |
En los últimos años hemos escuchado hablar del trabajo colaborativo con tanta frecuencia que se ha ido posicionando con una presencia similar al trabajo cooperativo o al trabajo en equipo; estas últimas prácticas han sido integradas desde hace décadas en nuestro estructura laboral y académica, y más recientemente, como pasatiempo. Un ejemplo muy claro es la creación de una de las plataformas de interacción social más importante del mundo: Wikipedia, una enciclopedia virtual creada y mantenida gracias al aporte de cada quien sin recibir nada a cambio.
Pero ¿qué es el trabajo colaborativo y en qué se diferencia del trabajo en equipo y del trabajo cooperativo?
Si empezamos por la segunda pregunta veremos con más facilidad en qué consiste el trabajo colaborativo. Básicamente se diferencia de los otros en que no hay un líder, no existe la forma organizacional piramidal y no se ejecutan instrucciones destinadas a la consecución de un objetivo.
El crecimiento del proyecto obedece a la propuesta natural de los involucrados.
El trabajo colaborativo, entonces, surge de manera espontánea entre aquellos que desean integrarse y trabajar alrededor un mismo tema, bien sea por razones personales o por un interés común en el aprendizaje, en la construcción de un concepto, proyecto o sistema. De manera que no se espera que el crecimiento del proyecto implique el cumplimiento de una responsabilidad laboral o la ejecución de objetivos en un plazo determinado, sino que obedece a la propuesta natural de los involucrados.
El universo de las tecnologías nos invita a poner en práctica formas diferentes de trabajar.
El trabajo colaborativo se refuerza en una organización horizontal, o mejor, circular, donde el aporte de cada quien impulsa el de los otros participantes; y el resultado es el producto del grupo que, sin restar importancia al aporte individual, convierte a este en un personaje anónimo.