Virginia Gonfiantini |
Sabemos que nos encontramos en contextos cada día más complejos que exigen numerosas estrategias para su abordaje. Podemos pensar en temáticas, en problemáticas o en tendencias, pero siempre vamos a encontrar solapamientos que nos desafían.
De allí la necesidad de pensar todo proyecto de investigación como manifestación de un tejido reticular que, al entramar distintas y múltiples prácticas y acontecimientos que se desarrollan en el ámbito social y cultural, nos invitan a pensar en sus dimensiones: científica, educativa, institucional, política, económica, técnica, simbólica, ideológica, y la nómina puede continuar por cuanto nos movemos en escenarios que cada día presentan nuevas incertidumbres.
Ello no significa flexibilizar las metodologías llevándolas a perder su rigor específico y necesario. Por el contrario, si consideramos todo objeto de estudio como complejo, nos habilita la senda para encontrar los espacios fecundos de interacción interdisciplinarios, para comprender mejor sus polifacéticas dimensiones. Entonces, si hablamos de la necesidad de construir un proceso de investigación, con todo el rigor que exige, pensaremos en producción, reconocimiento, apropiaciones, lecturas, interpretaciones, condiciones, situaciones con las cuales los seres humanos se comunican.
Tal marco de referencias nos lleva a buscar la significación y complejidad estructural en las que insertaremos nuestro proceso de investigación y, en un primer paso, hemos de considerar que no existen antagonismos entre metodologías cuantitativas o cualitativas, por cuanto bien pueden ser complementarias entre sí, en tanto el empleo de una no excluye la posibilidad de usar la otra cuando sea necesario. No son consideraciones estancas que se mueven sin vasos comunicantes y, por ende, no existe un orden en cuanto a la prioridad de su uso.
No existen antagonismos entre metodologías cuantitativas o cualitativas, por cuanto bien pueden ser complementarias entre sí.
Fruto de años de asesoramiento en investigaciones de posgrado, reconociendo la dificultad de muchos tesistas para pensar la investigación como una práctica que conlleva estudio, dedicación, disciplinamiento, rigurosidad, diálogo de saberes, debates epistémicos y construcción metodológica, se presenta el artículo “Investigar: cuando en vez de confrontar metodologías, nos atrevemos a ponerlas en diálogo” el cual no intenta ser una guía metodológica de cómo desarrollar una investigación cuantitativa o cualitativa, ni caracterizar los enfoques en sus distintas dimensiones; lejos está de nosotros esa pretensión simplista. Nuestro objetivo es presentar los diversos procesos epistémicos-paradigmáticos en debate que se ponen en juego al llevar a cabo una investigación en ciencias sociales y romper estancos al abrir el diálogo. A partir de una pregunta inicial que deviene en una construcción singular y situada, toma forma teórica-metodológica-investigativa una propuesta que se expresa con la solidez que le da el entramado de la complejidad.
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