Adriana Agudo Vicci |
Alex Beard es británico y profesor de un colegio en Londres. Decidió emprender una investigación nada sencilla: conocer y comprender los modelos educativos por el mundo. Y para lograr su objetivo, lo hizo viajando. El producto de esa investigación es el libro titulado “Otras formas de aprender”.
Entre otras dimensiones, Beard tomó en cuenta: (1) la libertad para fomentar la creatividad en Finlandia; país en el que los estudiantes cuentan con todos los recursos, incluidos las respuestas a los exámenes, porque se fomenta la confianza y el pensamiento crítico; (2) la competitividad y disciplina del modelo chino, en Shanghái; (3) la productividad del estudiante en Corea del Sur, donde pudo constatar el esfuerzo y dedicación de los alumnos para obtener mejores notas (ese país posee la mayor proporción de graduados de todo el mundo); y (4) las formas disruptivas en Silicon Valley, con colegios con un “profesor robot”: un software centrado en las habilidades y fortalezas del niño para hacer más personalizado el aprendizaje.
De este modo, Alex Beard llega a diversas e inquietantes conclusiones centradas en una visión humanista que sintetiza en: enseñar a aprender a cuidarnos, a cuidar la sociedad en la que vivimos y a cuidar al planeta.
Cree que llegó el momento de formar al docente del siglo XXI para preparar a los alumnos a aprender a pensar críticamente, a fomentar la creatividad individual y al trabajo colectivo; a usar las herramientas modernas y a aprender a cuidarnos, a cuidar la sociedad en la que vivimos y a cuidar al planeta.
Alex Beard llega a conclusiones centradas en una visión humanista: enseñar a aprender a cuidarnos, a cuidar la sociedad en la que vivimos y a cuidar al planeta.
De esta investigación, Beard nos descubre a Kathy Hirsh-Pasek, experta en el desarrollo temprano de los niños y autora de “Becoming Brilliant”. En este libro propone las “seis c” para la educación del futuro.
Inspirado en ese sistema y en sus propias investigaciones, la propuesta de Beard parte de estas premisas para la educación, no del futuro, sino de este siglo: en primer lugar, pensar de manera diferente; en segundo lugar, mejorar y; en tercer lugar, cuidarse, porque en la era actual, en la que los recursos naturales se agotan, el único recurso ilimitado es la inteligencia humana.
Partiendo de esa premisa, Beard considera que el trabajo de maestro debe ser el más importante en la sociedad del siglo XXI, puesto que el maestro es la persona más idónea para fomentar el pensamiento crítico y desarrollar la capacidad para resolver problemas.
Concluye que son los maestros los que cultivan ese potencial humano; sin dejar a un lado que la inteligencia artificial podría sustituir a los docentes, pero no al sistema educativo previo a la universidad, porque enseñar es un proceso humano.