Adriana Agudo Vicci |
Una de las principales directrices destinadas a la educación a los niños es educar en valores.
Todos sabemos en qué consiste, no obstante, tratemos de definirlo. ¿Qué es educar en valores?
En el sigo XX la educación en valores se basaba en principios individuales como la responsabilidad, la honestidad, el autodominio, la compasión, la cooperación, la equidad, la disciplina, la solidaridad y el respeto; es decir, la educación atribuida necesaria y principalmente a la familia para fomentar hábitos, costumbres y conductas que, como cualidades, identificaban a una persona y se maduraban perfeccionándose con el crecimiento y desarrollo vital para un óptimo y eficiente desenvolvimiento en la sociedad.
Actualmente se entiende que educar en valores involucra una serie de pautas para comprender e integrar el civismo a la sociedad, basado en una convivencia en la que prime el respeto, la empatía y la igualdad. Se observa, en consecuencia, que el término educación en valores ha evolucionado para integrar procesos globales como las habilidades sociales, la cooperación, la visión holística, el pensamiento crítico y la identidad colectiva.
La educación en valores tiene como propósito un mundo más justo y solidario.
El respeto a sí mismo y al medio ambiente, el aprecio a la diversidad, la conciencia global, la educación multicultural, el cuidado a la salud y la igualdad de oportunidades, son temas enmarcados dentro del civismo y la ética; conceptos que se incluyen en la educación en valores y que tienen como propósito un mundo más justo, solidario, sostenible e inclusivo. Al igual que en siglos pasados, se trata de formar a un buen ciudadano ante la ventana de la globalización.
No extraña, entonces, que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) tenga entre sus objetivos la incorporación de la Educación para la Ciudadanía Mundial, cátedra que se está abriendo paso en diversos países, y que está siendo dirigida a los más pequeños y a los adolescentes.
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