¿Cómo surgen los nuevos liderazgos?

Para crecer y desarrollarse, las organizaciones necesitan renovar los liderazgos. Cuando los colaboradores con menor antigüedad o experiencia asumen funciones y responsabilidades claves, comienzan a formar sus identidades como líderes, pero ¿cómo surgen esos nuevos liderazgos?

Hay varias formas de renovar los liderazgos en las organizaciones, pero, por lo general, los nuevos líderes surgen por una combinación de factores, incluyendo oportunidades internas, cambios en la estructura organizacional y la identificación de liderazgos emergentes. Estas son algunas formas:

  • En muchas organizaciones, la sucesión del liderazgo es planificada y programada para asegurar una transición suave y efectiva.
  • Los empleados pueden desarrollar sus habilidades y competencias a través de la formación en liderazgo, lo que les permite adquirir mayor seguridad de sí mismos para asumir nuevos roles y responsabilidades.
  • Las reorganizaciones, fusiones y adquisiciones pueden crear nuevos puestos de liderazgo y oportunidades para que los empleados asuman nuevos roles.
  • En ocasiones, cuando un líder se retira o es promovido, puede surgir una oportunidad para que un empleado asuma el liderazgo vacante.
  • Las organizaciones también pueden identificar a empleados con potencial de liderazgo y proporcionarles oportunidades para que desarrollen las habilidades y competencias que necesitan.

Es claro que los nuevos liderazgos pueden surgir en cualquier momento y en cualquier lugar, y a menudo resultan de combinar varios factores, como la personalidad, las habilidades, la experiencia y el contexto. En una organización, cualquier empleado puede ser reconocido y apoyado por sus colegas y superiores, lo que puede ayudar a su desarrollo y consolidación como líder.

En oposición al liderazgo formal, respaldado por la autoridad y los recursos correspondientes, el liderazgo emergente puede surtir efecto en una situación o contexto específico, no estando necesariamente vinculado a un puesto formal o título en la organización, sino que depende de la situación, el contexto y la cultura de la organización. Por ello es posible que una persona sea reconocida como un líder emergente en algunas situaciones, pero no en otras.

El liderazgo no es algo que se asigne o se dé, sino algo que se desarrolla y se demuestra a través de acciones y comportamientos.

Hay muchos ejemplos de líderes emergentes que han surgido en las organizaciones sin tener un puesto formal de liderazgo. Estas personas pueden ser reconocidas por su visión, su capacidad de comunicación, su habilidad para inspirar, motivar a otros y lograr resultados a través de su equipo.

En todo caso, el proceso de formación de roles e identidades de los nuevos líderes varía según las circunstancias que influyen de manera directa en su capacidad para liderar, entre ellas: el entorno inmediato, las expectativas organizacionales, las experiencias colectivas del individuo con el liderazgo y sus creencias personales sobre cómo ejercer el poder y la influencia de manera efectiva.

Con base en estos factores, las organizaciones deben crear las condiciones para fomentar y valorar el liderazgo en todas sus formas. Esto puede incluir dar oportunidades a los empleados para liderar proyectos y participar en programas de desarrollo de liderazgo, ofrecer oportunidades de crecimiento y desarrollo a quienes demuestren un potencial como líderes, y promover culturas de trabajo donde el empoderamiento y la colaboración sean más valorados que las interacciones dominantes sustentadas en relaciones jerárquicas.

En resumen, el liderazgo puede surgir en cualquier lugar de la organización y no siempre implica ser el jefe, sino saber trabajar en equipo y apoyar a los demás. No es algo que se asigne o se dé, sino algo que se desarrolla y se demuestra a través de acciones y comportamientos. En tal sentido, queda claro que la experiencia laboral y la antigüedad en la organización pueden ser factores que contribuyan al desarrollo de habilidades de liderazgo, pero no son un requisito necesario ni determinante para ser un buen líder.

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