Adriana Agudo Vicci |
El largo período de confinamiento no solo sacudió las vidas de muchas personas desde un punto de vista personal, familiar, laboral y económico. También creó tendencias: trabajar y estudiar desde la casa, juegos de mesa, videomakers, maratones de series y, como no, trasladar la residencia principal al campo.
La experiencia de vivir confinados no fue nada fácil. No poder salir de casa salvo para comprar medicinas, comida o ir al médico, es una situación drástica para cualquier persona, más aun para quienes viven en edificios.
Plantearse teletrabajar en el campo es una atractiva alternativa ante la posibilidad de que se repitan esas circunstancias. La idea de vivir fuera de la ciudad, en un espacio amplio, rodeado de naturaleza, alejado de autopistas, atascos y semáforos, ha venido ganando adeptos; pero hay un condición irremplazable: una buena conexión a internet.
La experiencia de vivir encerrados, aislados de los demás, dio un giro a los valores y expectativas para un proyecto de vida. Pero el aislamiento no fue el único causante; también influyó la posibilidad real de generar ingresos con un trabajo remoto y, además, con acceso más económico a la vivienda y los servicios.
Vivir encerrados en casa dio un giro a los valores y expectativas en el proyecto de vida.
Muchas empresas se percataron de que para mantener sus objetivos era necesario que el personal trabajara desde casa, detectando -para sorpresa de ellas- que tal decisión, además de ser ampliamente aceptada por los empleados, también generaba un ahorro importante en sus finanzas.
En España, esto también representa una oportunidad para repoblar la “España vaciada”. Son muchas las familias que están interesadas en mudar su residencia a un entorno rural y varias comunidades ya adelantan planes para aprovechar esa circunstancia. La consulta a diversas portales inmobiliarios da una idea de cuánto han subido las viviendas rurales desde que se inició la pandemia.
En definitiva, parece que este es el momento de plantearse la posibilidad de migrar desde la ciudad al campo. Vivir y trabajar en un entorno menos hostil, con acceso a los servicios y con la garantía de seguir percibiendo ingresos económicos, es una idea muy atractiva.